¿Qué es el metrónomo?
El metrónomo es un instrumento que utilizamos para medir el tiempo o el pulso en la música. En el pasado, era un aparato con una especie de péndulo que se encendía directamente al moverse hacia un costado y oscilaba de manera regular, produciendo un “tic” o sonido corto y brillante con cada oscilación.
En el cuerpo del metrónomo había una leyenda que indicaba la altura a la que debíamos mover verticalmente el peso para aumentar o disminuir la velocidad de la oscilación. Esta velocidad está medida en BPM o Beats Per Minute, o Batidos Por Minuto.
En la actualidad, los metrónomos han evolucionado a la era digital y se pueden descargar en ordenadores o teléfonos móviles, donde su funcionamiento es idéntico al de un reloj digital, pero con la ventaja de que podemos variar la velocidad de cada “tic”.
La relación es sencilla: 60 BPM significa 60 tics o 60 sonidos regulares por minuto, lo que es igual a la duración de un segundo. Si aumentamos los BPM tendríamos más tics por minuto o una velocidad más rápida. Si disminuimos los BPM tendríamos menos tics por minuto o una velocidad más lenta.
Para tener una referencia muy superficial, podemos decir que la música de velocidades más lentas se sitúa hasta los 80BPM. La música de velocidades medias oscila entre 80 y 120BPM y la música de velocidades más rápidas va de 120BPM en adelante. Hay géneros como la música electrónica donde la diferencia de BPM puede ser la diferencia entre un subgénero y otro.
CURIOSIDAD: en condiciones normales, los latidos del corazón de un ser humano se encuentran entre los 60 y 100 BPM. Se ha demostrado que la velocidad de la música que escuchamos o tocamos puede afectar nuestra frecuencia cardíaca. ¡Todo está conectado!
¿Para qué sirve el metrónomo?
La práctica musical incluye varios procesos simultáneos. Por ejemplo: sincronizar el movimiento de brazos, dedos, enfocar la vista y, a veces, moderar la velocidad de nuestra respiración al interpretar una pieza musical.
Para cualquier persona principiante en la música, es complicado estar completamente alerta de todo lo que sucede en el cuerpo al practicar. En estos casos, el metrónomo representa una ayuda que permite que un elemento externo nos “diga” con exactitud si estamos en el lugar correcto del compás, o si estamos acentuando correctamente un ritmo.
Por lo tanto, es completamente normal que al usar el metrónomo las primeras veces toquemos más rápido o más lento de lo que debemos. Nuestra mente y cuerpo se deben acostumbrar a predecir lo más exactamente posible cuando caerá el próximo “tic”, y esto se logra después de mucho tiempo de práctica.
La velocidad con que toquemos puede depender de nuestro estado de ánimo y de la velocidad de los latidos del corazón. El metrónomo nos ayuda a recordar la velocidad exacta a la que regularmente tocamos una canción para poder evaluar internamente si estamos acelerados o aletargados.
La práctica con metrónomo es comparable a presentarnos en público, donde solo tenemos una oportunidad de tocar nuestra canción lo mejor posible. El metrónomo nos produce la sensación de que cuando empezamos el pasaje, tenemos que terminarlo a como dé lugar.
Cuando no controlamos la velocidad, tendemos a tocar las notas rápidas con menos duración de lo que realmente son y las notas largas con mayor duración de la que deberían tener. El metrónomo nos ayuda a conseguir un punto medio, a equilibrar y controlar este problema, pudiendo estudiar una pieza rápida desde una velocidad lenta y subir los BPM muy poco a poco.
Precauciones al usar el metrónomo
Todos tenemos ciertas velocidades con las que nos sentimos más cómodos. Por lo tanto, en un principio es mejor no forzar velocidades muy rápidas o muy lentas, ambas son bastante difíciles de controlar.
El metrónomo puede generar un sentimiento de nerviosismo o ansiedad, esto es algo normal que con la práctica toleraremos cada vez mejor.
Las velocidades rápidas tienden a tensar los músculos, por lo que es muy importante ser conscientes del estado de nuestro cuerpo en cuanto a la tensión que generamos. Para esto, podríamos aplicar rutinas como la técnica de Jacobson (relajación muscular progresiva).
Consejos para practicar con metrónomo
Conocer la pieza que vamos a tocar Antes de practicar cualquier pieza con metrónomo, debemos saber qué notas vamos a tocar, en qué orden, y poder movernos fluidamente entre cada una de ellas. El papel del metrónomo es obligarnos a tocar un pasaje de principio a fin sin dudar, donde cada nota se mantenga sonando durante su valor exacto. Si nos equivocamos, debemos volver al inicio hasta lograr tocar el pasaje sin interrupciones y sin tensión muscular.
Practicar las canciones a la velocidad correcta Practicar las canciones a la velocidad en que podamos tocar de manera fluida la parte más complicada de la pieza. Esto nos obligará a que, si deseamos aumentar la velocidad, debamos poner más empeño en la parte técnicamente más exigente
Usar distintas acentuaciones del metrónomo Después de usar el metrónomo con el acento en el pulso 1 del compás (el pulso fuerte), es recomendable usar distintas acentuaciones del metrónomo. Por ejemplo, en los pulsos 1 y 3, solo en el pulso 3, y uno más complejo con acentos en los pulsos 2 y 4.
Aprender a tocar a una velocidad más rápida de lo que la pieza requiere Si nuestra técnica y relajación nos lo permiten, aprender la pieza musical a una velocidad más rápida de lo que debería ser es una buena opción. De esta manera, cuando la toquemos más lenta, psicológicamente todo cambiará. Sentiremos que los reflejos de nuestra mente y cuerpo se agudizan.
Practica este ejercicio de alto nivel Inicia el metrónomo, internaliza la velocidad y luego baja el volumen del mismo hasta que no escuches los tics. Sigue contando mentalmente por unos 5 segundos, sube el volumen y comprueba si lo has hecho bien. Cada vez que lo controles, aumenta el rango de tiempo en silencio lo máximo que puedas.
¿Qué metrónomo recomendamos?
El metrónomo de la compañía Soundbrenner es gratuito y se puede utilizar en dispositivos Windows, Apple y Android. Tiene un amplio rango de velocidades, desde 20bpm hasta 400bpm y tap tempo. Permite usar cualquier clase de indicación de compás, desde la típica 4/4 hasta otras más complejas como 15/8, añadiendo más que suficientes opciones de subdivisión. Por último, permite guardar los ritmos, agruparlos en listas de reproducción y cargarlos en el momento que necesitemos.
Reflexión final
El fin último del estudio con metrónomo no es otro que el de internalizar el pulso musical y desprendernos de él. En la mayoría de situaciones de la vida real, un músico empleará el metrónomo en contadas ocasiones. Además, la música necesita de ciertas variaciones de velocidad para que se sienta viva y real. Es mucho más importante y valiosa la conexión entre los integrantes de un grupo musical (ya sea que aceleren o desaceleren el pulso, siempre juntos) que la rigidez robótica de un metrónomo. Esas pequeñas variaciones de velocidades y dinámicas son las que llenan de humanidad a la música, separándonos de la música hecha exclusivamente por computadoras.